El REIKI fluye y trata las raíces y origen de nuestro malestar pero actúa siempre globalmente, a todos los niveles (mental, físico, espiritual…), incluso aunque no los percibamos de formas simultánea.
¿Qué efectos podemos observar a a nivel físico?
En líneas generales en los tratamientos de REIKI los órganos internos, las glándulas de la persona se impregnan de energía, se desbloquean, se relajan llenándose de oxígeno y de luz, con lo que pueden volver a ejercer y recuperar sus funciones naturales.
Entre los efectos observados:
- El Reiki refuerza nuestro sistema
inmunológico. Con la
práctica del Reiki se estabiliza el sistema de autodefensa de nuestro cuerpo,
reforzado el sistema inmunológico y reactivando nuestras fuerzas autocurativas.
- Se aceleran los procesos curativos, se calman los dolores, se refuerza
la circulación y nuestro metabolismo consigue volver a su primitivo
equilibrio.
- Se estimula y equilibra el sistema glandular endocrino.
- Gracias al Sistema de Sanación REIKI, los jugos gástricos fluyen también de forma equilibrada, se activa el intestino grueso renovando su actividad digestiva lo que favorece la eliminación de impurezas.
- Nuestro organismo se limpia de las impurezas que se han almacenado durante años, quizá por una alimentación equivocada, y se expulsan con más facilidad de nuestro cuerpo, también como efecto de una mayor sudoración.
- Con una limpieza tan afondo se revitaliza nuestro cuerpo, los nervios se distienden y se relajan los músculos. Los nervios, anteriormente tensos, se vuelven más vitales.
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